sábado, 4 de julio de 2020

Y me encontré con ella...

Tanto tiempo sin pasarme por aquí, muchas ocupaciones supongo.

Muchas cosas que hacer me mantuvieron entretenida en un frenesí acelerado. 

En un vaivén absurdo de cosas por hacer, de cosas por comprar, de cosas por arreglar y compromisos por cumplir.

 Que al final, se convierte la vida en un absurdo de cosas que simplemente vienen y van.

 En un día que corre frenético hasta llegar a una oscura noche en la que el mismo cansancio y la preocupación del mañana no te dejan dormir.

 Así que he parado, me he detenido a respirar un momento, y el momento se me hizo más largo de lo que esperaba...pero está bien.No pasa nada. 

 Cuando inhalas con mucha fuerza y aún así el aire no llena tus pulmones, cuando las ganas de hacer las cosas y la presión de hacerlo bien, en lugar de moverte ... te frena. 

 Cuando golpeas la pared con toda tu alma y aún así permanece inamovible... es necesario detenerse y respirar.

 Replantearte los objetivos, enfocarte, descansar, buscarte.

Y así... me encontré con ella. Al principio me sorprendió ya ni siquiera la recordaba ...

 Me costó descubrir que debajo de toda esa maraña de pensamientos, cosas por hacer , preocupaciones y frustraciones , había una persona.

Una criatura que se había olvidado de sí misma, de disfrutar su existencia, de valorar su propio ser. 

Una mujer que espera pacientemente vivir, simplemente y gozar el momento presente que le regala la vida.

 Un ser que no necesita nada, un ser que lo tiene todo, un ser completo y perfecto cuya única ambición es existir y ser.

Encontrarme con ella, mirarla a los ojos y descubrir que todo está bien. 

Que siempre ha estado bien, y que sólo puede ir a mejor.