viernes, 14 de octubre de 2016

Tranquila, no pienses, descansa, respira.

Tranquila, no pienses, descansa, respira.

En este momento no hay nada en tu mundo más lejano a ti que tú misma, no hay meta más ansiada que la de encontrarte contigo.

¿Qué ha pasado? Dónde estás? Ya ni siquiera el susurro de tu respiración te despierta, ya ni siquiera sientes el aire que entra y sale de ti.


Era antes, mucho tiempo atrás, te conocías, te aceptabas, te acercabas al arroyo sin ningún miedo y te mirabas en el agua, sin temor a aquel reflejo que se te devolvía tan cálido y risueño, con una frente despejada y fresca… ahora preocupada y tensa, como si fuera otra, como si la primera nunca hubiera existido.

Elevate por encima y disfruta ¿puedes hacerlo? ¿Es eso posible? , no hay mucho espacio para ti ya en tu vida, caben todos y todo menos tú, y tus anhelos, tú y tus sueños, tú y tu existencia.

 Aquella sensibilidad que era tu alma, aquel poderoso impulso de la sangre corriendo a través de tus venas. El bravo latir de tu corazón.

Sin la  esencia de aquella niña...sin esa sonrisa, sin esa curiosidad...sin ella no hay  mucho de ti en ti.

Elia Ballestero.



Mi historia personal...

Cuando pienso en mí veo una niña…la niña que aún soy, con un corazón apasionado y un hambre enorme de comerse el mundo a trocitos.

¡Tanto por aprender, tanto por descubrir…tanto por conocer! A la niña le gustaba leer y escribir historias, cuando lo hacía, se sentía plena…era capaz de descubrir su propio mundo interior.

Pero la niña estaba bloqueada, terribles enemigos le impedían evolucionar: el temor, la inseguridad, la vergüenza…el miedo.

Aquella  niña se hizo mujer, una mujer coartada por todos los flancos. Tomó caminos equivocados una y otra vez… luego miró sus heridas y se sintió desdichada.

El indetenible paso del tiempo había cambiado su aspecto, antes lozano y fuerte. Pero en su pecho, un corazón latía como un universo entero, potente y enfurecido. El deseo incontrolable de tocar lo impalpable, de saborear  lo eterno.

Necesitaba contar su propia historia… su experiencia de la vida, sabores, olores, sitios y personajes se agolpaban en su interior queriendo salir.

La niña por fín decidió dejarlo todo, y seguir el impulso de su alma…

Elia Corina Ballestero.


jueves, 13 de octubre de 2016

Mi vida no ha vuelto a ser la misma...no.

El era un chico de mi edad, más o menos… No podía creer que me hablase! Recuerdo que estuve mirando largo rato la foto de su perfil… totalmente embobada con su enorme sonrisa y sus brillantes ojazos marrones.

 Yo nunca fui demasiado popular, tampoco destacaba demasiado entre mis amigas. ¿Que veía él en mí?...no lo sabía entonces y eso me desconcertaba.
Estuvimos hablando durante una semana más o menos, recibir un mensaje suyo era el momento más importante de mi día.

Las horas en el cole eran eternas…sólo deseaba correr a casa, refugiarme en mi habitación, y chatear con él. Loli maullaba y se restregaba contra mis costillas el día en que por fin “mi príncipe” me invitó a salir.

“El gran día” quedamos de vernos en un parque, cerca de mi casa. Había soñado tanto con ese momento que no lo dudé un segundo.  Esperé pacientemente a que  mis padres se descuidaran; pues no me apetecía tener que darles explicaciones, ni discutir con ellos otra vez.

Me colé por la puerta de la cocina, y ansiosa me apresuré  a la calle…mi Loli maulló algo enredada entre mi s piernas, la acaricié antes de atravesar la puerta de salida.

Mi corazón latía con fuerza al llegar al parque…pero miré en todas direcciones y no había nadie.

Me senté en un banco a esperarlo, no podía creer que no viniera.

Luego de unos minutos de espera… un señor mayor, se acercó a mi banco. Me asusté; él dijo que venía de parte de Efraín; quien me esperaba en su coche.

Tenía que ir con él si quería verle. Pero no quise. Ese hombre me daba mala espina. Traía un pañuelo en su mano derecha, rápidamente  lo puso en mi cara.

Mi vida no ha vuelto a ser la misma…no, no he vuelto a mi habitación, no he vuelto a discutir con mis padres,  no he vuelto a acariciar a Loli. Nunca he visto a Efraín.






No lo dudes...

Puso en mi mano un anillo, con flores entrelazadas y una piedra naranjada en el centro. Era bonito. Pero mi corazón no anidaba ese tipo de sentimiento hacia él; sin embargo, delante de sus amigos no quise rechazarle.

Me había dado tanto y recibía tan poco. No pude evitar sentirme culpable y atrapada.

Luego, en un movimiento inevitable sus ojos azul profundo se posaron en los míos con aquella enorme alegría…para bajarlos bruscamente al piso. Tanto me cuesta disimular? Tan transparente soy?.


Entonces, en un movimiento desesperado por unir los trozos rotos de su alma, levanté su cabeza firmemente con mis manos y le planté un profundo y dulce beso en la boca.

No puedo permitirme perderlo…él es lo mejor que me ha pasado.


Perdído

Ahora me encuentro andando en medio del bosque, siento como mis pies quiebran las pequeñas ramas y hojas secas que crujen a mi paso. Me ha invadido el miedo…el sol hace rato  se perdió detrás de las montañas lejanas,  y las sombras poco a poco se han apoderado de todo el lugar.

No estoy solo,  mil sonidos a mi alrededor me amenazan… susurros, movimientos rápidos y siseos que me hacen estremecer y quebrantan mi estabilidad.


Soy pequeño, y bastante ágil…podría trepar un árbol en un instante para huir de algún animal salvaje, eso… si el animal no pudiera trepar y alcanzarme.

Necesito encontrar un lugar dónde pasar la noche, una cueva tal vez... pero sólo hay árboles a mi alrededor, es lo que supongo pues no puedo ver más allá de la tenue luz de mi linterna.

Esta mañana sólo deseaba estar sólo y perderme…ahora, sólo deseo compañía.

Mis padres  están buscándome, eso es seguro. Nunca imaginarán que estoy aquí;  después de todo era mi plan; huir de ellos…que me dejasen en paz por fin, que no pudieran encontrarme nunca. Que estupidez!…ahora lo único que necesito  es abrazarles  y volver a casa.