lunes, 13 de febrero de 2017

El bullicio del día.


El abrumador sonido del día niebla mis pensamientos, carga mi mente y camufla mis más sinceros sentimientos haciéndolos falsos e inexistentes.

El ir y venir de una habitación a la otra, el preparar de cada cosa en su lugar y el constante mirar de un reloj que avanza indolente, sin esperar a que el alma se conecte y  descubra, detrás de cada cosa que hago , el simple y sensual placer de estar viva.


La mañana comienza con fuerza, y el día transcurre como un sinfín tren de una cosa tras la otra, sin pausa, el mover de un quehacer se convierte en tres quehaceres más.
¿Y si no estuviera aquí?... ¿y si me hubiese ido?

Mi cuerpo cae derrotado sobre un suave sofá y mi alma suspira un extraño canto…¿y si muero mañana? ¿Y si hubiese muerto ya?

Me relajo lentamente, mientras veo mi vida pasar… pronto no estaré aquí, y todas las cosas que hago no valdrán de nada, si no las he vivido intensamente.


¿De qué vale todo lo que hago? ¿Y todo lo que he hecho? Si mis pasos y movimientos no salen de lo profundo de mi ser…si no son un reflejo de lo que soy y de lo que pienso…no sirven de nada.

Elia Ballestero.

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